martes, 9 de mayo de 2017

Cochabamba Ropa usada se expande a ferias, barrios y boutiques en la ciudad

Ni las leyes, ni controles detienen el crecimiento de la ropa y artículos americanos usados en el país.

A más de 10 años de la puesta en vigencia del Decreto Supremo 28761 de 2006, el crecimiento de la comercialización de estos productos es evidente no solamamente en la ciudad, sino en zonas periféricas, ferias de barrio y hasta en boutiques de la zona norte, además de provincias que demuestran que la venta se ha expandido sin límites.

De día, de noche y durante los siete días de la semana los artículos son comercializados ante la vista y paciencia de las autoridades que conocen de la ilegalidad de la importación y comercialización.

En Cochabamba, el mercado más grande denominado San Carlos, que tiene ocupado más de ocho manzanos con anaqueles puestos en el piso y tiendas de todo tipo de artículos americanos a medio uso ha dejado de ser el único punto de concentración y distribución en la zona sur.

Si bien el sector se caracteriza por continuar siendo distribuidor, lo mismo que sucede con la avenida Esteban Arze, en las calles Montes y Brasil los vendedores son tantos que han decidido entrar a nuevos mercados y sectores.

Por ejemplo utilizan sus vehículos y llevan los productos a ferias zonales como en la avenida Humbolt, avenida Villarroel que se realizan los sábados y en San Pedro donde las ferias se hacen los viernes.

Las maleteras de los vehículos son usadas como colgadores para exponer las prendas en algunos casos, pero también se utilizan anaqueles o plásticos en el piso para que la gente escoja la prenda o zapato que desee. En ocasiones, en estas ferias también se pueden ofertar juguetes.

Uno de los mercados que más llama la atención por el crecimiento que ha tenido en los últimos tres años con el negocio de ropa americana es el 10 de Febrero, situado en la avenida Simón López casi al límite con el municipio de Tiquipaya.

“Esto no era así hace unos cuatro años. Eran pocas las vendedoras en unas cuantas cuadras”, cuenta una comerciante de frutas del mercado.

Ahora la feria abarca al menos cuatro manzanos alrededor del mercado.

En varias cuadras, los vecinos han optado por construir tiendas para que los comerciantes no ocupen sus aceras y los incomoden.

Los días de feria en este mercado son los jueves, pero a pesar de ello hay tiendas que atienden todos los días, durante todo el año con precios mucho más baratos que en los mercados de San Carlos y la calle Esteban Arce. Pues hay prendas desde dos bolivianos.

Los vendedores pagan patentes como cualquier otro comerciante por ofertar sus productos en la feria. En algunos casos los patentes son mensuales y otros anuales.

PROVINCIAS

La ropa usada también ha llegado hasta las provincias, donde el negocio se ha legalizado con la otorgación de patentes que se pagan una vez al año a los municipios de Sacaba, Tiquipaya y Quillacollo.

En el Eje Metropolitano uno de los mercados más grandes que recorre al menos unas ocho cuadras es el de Quillacollo.

Las ferias los martes y domingos se instalan con anaqueles en toda la calle Cleómedes Blanco y los alrededores del coliseo Max Fernández.

Allí ya no quedan espacios para la venta de cerca de mil comerciantes agrupados en 150 sindicatos.

“Ya no hay ningún espacio para la venta, en ningún sindicato, responde una comerciante que asegura que la feria creció en sobremanera durante los dos últimos años”.

La mercadería es variada y va desde juguetes hasta adornos para casa.

En Sacaba, las ferias se realizan los martes y sábados.

Las céntricas calles de Tiquipaya a solamente dos cuadras de la plaza principal, también están cubiertas del comercio de ropa americana.

Tanto en tiendas como en anaqueles y puestos callejeros la venta de esta ropa es una salida a la falta de trabajo de la gente.

“Estamos con este negocio hace unos tres años, no ganamos mucho, porque a veces la mercadería viene muy vieja, hay que rematarla porque la gente no la compra, pero nos ha salvado de una crisis, porque en mi familia no había trabajo”, dice una de las vendedoras de la ropa.

NOCHEROS

Aprovechando la ausencia de controles municipales. A partir de las 18:30 horas, la céntricas avenidas Aroma, San Martín y la calle 25 de Mayo se convierten en mercados nocturnos.

Un plástico en el piso, unos cuantos colgadores y una lámpara móvil led para iluminar al cliente mientras se prueba la prenda, bastan para sentarse por al menos cuatro horas y vender las prendas.

Zapatos, peluches, juguetes, prendas de vestir son surtidos entre uno y otro puesto.

Sara, que tiene 22 años es una de esas vendedoras. Al terminar el bachillerato quedó embarazada y sin posibilidades de continuar sus estudios, entonces decidió dedicarse a vender la ropa junto a su hijo que ya tiene cuatro años.

Todas las noches saca una bolsa de ropa de un almacén en la avenida Brasil e instala su puesto sobre la avenida San Martín.

En los cuatro años que lleva vendiendo en las calles de noche, por no tener patente para la comercialización, solamente una vez la Intendencia Municipal le quitó su mercancía, que debido a ser de contrabando no fue decomisada.

Como ella, hay cientos de comerciantes que ocupan las calles en la zona cerca del mercado e incluso en calles adyacentes a la plaza principal 14 de Septiembre.

Estos no están organizados en sindicatos y su forma de comercializar los productos es independiente. Algunos días pueden ocupar un espacio y al día siguiente cambiar a otro.

BOUTIQUES

Otros que tienen un mayor capital y ya llevan más de 10 o 20 años en el negocios han decidido montar sus propias boutiques en zonas céntricas y hasta residenciales de la ciudad.

OPINIÓN comprobó la apertura de una de estas tiendas en la avenida Santa Cruz, zona norte, pero también hay quienes ocupan calles muy transitadas como la Heroínas entre España y 25 de Mayo donde al menos hay dos tiendas de este tipo, montadas con maniquíes y cómodos vestidores.

La ropa en algunas ocasiones es mezclada con prendas importadas de manera legal y de marcas reconocidas.

Otras boutiques de este tipo están situadas en la calle 25 de Mayo y la avenida San Martín.

NADA HA CAMBIADO

Según el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, en el país nada ha cambiado para bien respecto a la anulación de la importación de ropa y artículos usados.

“De manera contraria, hay un incremento de productos usados, incluso podemos aseverar en base a lo que se ve en las calles que la importación ilegal de estas prendas se ha incrementado de manera dramática”.

En el 2005, el IBCE realizó un estudio que reveló que

Aunque no se cuentan con estudios recientes sobre el movimiento económico que genera la importación ilegal de ropa usada Rodríguez asegura que sigue siendo un negocio millonario que es una fuerte competencia para el mercado nacional, cuyos textileros no pueden competir con los precios que se ofertan en el mercado negro de la ropa.

Asegura que ahora no solamente el sector textil es el afectado con la importación de estos productos, sino también el de cueros y zapatos, por la fuerte competencia de estos productos usados e incluso el maderero por el reciente ingreso de algunos muebles como cunas, mesas, sillas y hasta camas americanas, que se desconoce si ingresan de manera legal o ilegal, pero se comercializan en el mercado de ropa americana a medio uso.

“Es de lamentar que ese espíritu de los decretos de importación y exportación que salieron no se haya cumplido, porque el expendio se ha incrementado en el país y especialmente en Santa Cruz y otros departamentos del Eje, donde de manera abierta se vende en zonas residenciales”.

Única actividad

“Venderé ropa americana mientras pueda y la Alcaldía no me decomise mis prendas, porque no tengo dónde trabajar y es la única actividad que me genera dinero para mantener a mi familia. Vendo de manera ilegal porque no me queda otra, no hay una alternativa”.

Sara

Vendedora

INCREMENTO

Hay un incremento de productos usados, incluso podemos aseverar en base a lo que se ve en las calles que la importación ilegal de estas prendas ha crecido de manera dramática.

Gary Rodríguez

Gerente General IBCE

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