lunes, 30 de septiembre de 2013

Trámite impide venta textilera a Argentina



El Gobierno expresó su preocupación por la caída del 45,19% en el valor de las exportaciones de textiles y admitió la suspensión del envío de estos productos al mercado argentino.

“Argentina ha incorporado para sus importadores un mecanismo de declaración jurada que ha paralizado efectivamente las exportaciones de textiles (bolivianos) a ese país”, afirmó ayer la ministra de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Teresa Morales.

La Declaración Jurada Anticipada de Importación (DJAI) —establecida en febrero de 2012— es una declaración electrónica que deben presentar de manera previa los importadores argentinos para concertar sus operaciones de compras exteriores. Si algún organismo argentino observa la DJAI, la importación no se puede realizar hasta que el importador no obtenga la aprobación de ésta.

La Ministra de Desarrollo Productivo anunció que esta semana se reunirá con el secretario argentino de Comercio Interior, Guillermo Moreno, para pedir que Argentina no pida la DJAI para la importación de textiles bolivianos.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), de enero a agosto de este año, el valor de las ventas de manufacturas al exterior se redujo en 7,49% y el de los textiles en 45,19%, respecto a similar periodo de 2012.

“Vamos a tratar de resolver estos problemas”, aseguró Morales.

En mayo, Bolivia y Venezuela anunciaron la creación conjunta de la Empresa Grannacional Textil, que daría estabilidad a la industria manufacturera boliviana. Según el Gobierno boliviano, Venezuela es el mayor mercado para los textiles nacionales tras la suspensión de las preferencias arancelarias que otorgaba Estados Unidos al país con la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de Drogas (ATPDEA).

sábado, 28 de septiembre de 2013

CITE de Confecciones gradúa a 152 personas

El Centro de Innovación Tecnológica (CITE) de Confecciones, proyecto de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) de Soboce y Cemento Emisa, hizo la entrega de certificados a 152 personas que culminaron satisfactoriamente el proceso de capacitación en los diferentes talleres desarrollados durante los primeros meses de operación.

El acto se desarrolló la tarde de ayer, en el pabellón Unión Europea de la Feicobol. El evento contó con la presencia de Samuel Doria Medina, principal impulsor de los proyectos de RSE, quien junto a ejecutivos de Soboce, hizo la entrega de los certificados de participación a las personas capacitadas.

Desde su inauguración, realizada a fines de marzo de este año, el CITE de Confecciones Cochabamba ha desarrollado un total de 20 cursos de: confección básica, confección avanzada, confección industrial, patronaje básico, patronaje computarizado, patronaje y confección en alta costura y un curso intensivo en diseño de modas.

Del total de inscritos a estos talleres el 30% de participantes tomó los cursos con poco o ningún conocimiento en el área para luego del proceso de capacitación habilitarse como operarios expertos y un 70% logró fortalecer sus capacidades técnicas. Así también cabe destacar la participación de un 60% de mujeres.

Al finalizar el acto las y los egresados de los talleres hicieron la exposición de sus productos, donde se pudo observar la calidad en la confección de vestidos, chamarras, poleras, busos deportivos y jeans entre otras prendas de vestir.

De esta manera, en sus primeros meses de funcionamiento, el segundo CITE de Confecciones que funciona en Bolivia, ofrece los primeros resultados generando mano de obra calificada y mejorando las capacidades técnicas del sector de la confección.

Los centros de innovación tecnológica son un proyecto social de Soboce y es ejecutado por el área de Responsabilidad Social Empresarial con el objetivo de generar nuevas oportunidades de empleo y ofrecer apoyo tecnológico a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPyMES), en los rubros de la manufactura de la confección en Cochabamba y Santa Cruz, y carpintería en la ciudad de El Alto.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Microempresarios marchan en defensa de la producción textil

El contrabando de ropa usada y la falta de incentivos para la producción son factores que impulsaron a los microempresarios de la industria textil a salir a las calles para expresar su molestia.

Piden que, tanto las autoridades nacionales como municipales, elaboren normas contundentes para frenar el contrabando.

Durante la protesta los pequeños productores marcharon con su mercadería cargada en sus espaldas.

En puertas de la Gobernación y la Alcaldía mostraron la calidad e innovación en los diseños de su producción.

El propósito de la protesta fue concienciar a las autoridades y la población de la importancia de apoyar a este rubro productivo.

Los microempresarios denunciaron que el programa de reconversión fracasó y la venta de ropa usada continúa de manera indiscriminada.

Según la dirigencia de la Federación Departamental de la Micro y Pequeña Empresa los controles en las fronteras no dan resultados.

Dirigentes del sector aprovecharon la cobertura de la prensa para denunciar la intromisión de algunos falsos dirigentes en la Federación que estarían a la cabeza de Joaquín Zeballos y Óscar Suárez, según declaró el dirigente, Javier Flores.

“Esa dirigencia sólo persigue fines políticos y personales”, reprochó el representante pidiendo que se respete el mandato de la cumbre realizada por todos los miembros de la Federación.



martes, 24 de septiembre de 2013

La marca Patra se ha posicionado en la preferencia de las bolivianas. Proyecta ampliar su infraestructura.

Se inició de manera precaria hace 19 años. Hoy es una reconocida marca que está a punto de exportar su producción a Europa. Patra, ropa deportiva femenina de calidad.

Desarrollo. En el sector femenino, Patra ya es una marca consolidada. Esta empresa surgió más como una iniciativa para generar recursos para la familia de Amelia Solorzano. "Comienza con una inversión de 500 dólares, con lo más básico. Mis hijos y mi esposo ayudaron y hoy contamos con una infraestructura moderna con la proyección de ampliarla", explicó la propietaria.

Santa Cruz, la tendencia. Para Solorzano, Santa Cruz se ha convertido en un referente de la industria textil nacional. "A la ciudad llega gente de todos los departamentos a hacer sus compras. Esto es gracias a las innovaciones en moda que se imponen desde aquí", manifestó.

Solorzano también destaca la mano de obra nacional. "Para nadie es desconocido que la mano de obra de los bolivianos es muy requerida en el exterior para la industria textil", señaló.

Para la propietaria de Patra, es un aspecto que se debería aprovechar y más bien implementar más industrias que generen empleos. "En lugar de que la gente se vaya, deberíamos darle condiciones de trabajo aquí", precisó.

El mejor momento. Si bien Patra ha experimentado un destacado crecimiento y posicionado su marca desde sus inicios, a criterio de su propietaria actualmente su empresa vive su mejor momento.

"La gente se ha identificado con nuestra marca, cuando participamos en ferias se siente el cariño de la gente", concluyó Solorzano.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Reunión Anual de Etnología explora los tejidos del país



Demostraciones en vivo, más de 40 ponencias académicas, dos exposiciones y un desfile de moda son los ingredientes de la Reunión Anual de Etnología (RAE) que este año estará dedicada exclusivamente a los aspectos teóricos y prácticos de la cadena del textil.

Bajo el concepto “la rebelión de los objetos, enfoque textil”, el evento académico organizado y realizado en el Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef) forma parte de un proyecto de visibilizar las colecciones del repositorio, las cuales han ido perdiendo predominancia frente a las varias actividades culturales programadas por la institución.

Es por ello que las exposiciones tendrán un papel esencial en la RAE de este año. Junto con la inauguración de la reunión, el repositorio abrirá una renovada muestra permanente de textiles.

Esta decisión cumple con dos objetivos: el primero, mostrar materiales que nunca antes, o en contadas ocasiones, fueron vistos por el público. El segundo es el de retirar el material que actualmente está en exhibición para proceder con la restauración del mismo.

“Las piezas que se encuentran en la sala necesitan ser revisadas. Han estado expuestas durante mucho tiempo al polvo y a otros elementos. Además, de esta forma renovamos nuestro repertorio y despertamos el interés de la gente”, explicó Elvira Espejo, directora del Musef e ideóloga de revolución de los objetos.

Esta parte del proyecto se complementará con la presentación del catálogo textil del repositorio. El texto de 500 páginas, con fotografías a todo color, es el resultado del proceso de catalogación y digitalización que el centro inició en abril.

Como consecuencia de este proyecto se ha establecido que cada año la RAE se concentrará en un tipo de colección del repositorio. Así, 2014 estará dedicado a la cadena de la cerámica.

Asimismo, la nueva reunión, que se llevará adelante entre el 21 y el 25 de octubre, tiene el reto de atraer al público no académico. Es por eso que, paralelamente a las ponencias y discusiones características del evento, se tienen programadas actividades como demostraciones en vivo de artesanos invitados.

Para esta edición, el Musef concretó una alianza con la Embajada de Perú, legación que garantizó la presencia de tejedores de diversas locaciones del país vecino para que participen en la RAE.

Estos artesanos, junto a representantes del norte de Argentina y de varias regiones de Bolivia, ofrecerán una demostración en directo de las técnicas, ancestrales y modernas, que utilizan en la producción de sus tejidos. Las obras formarán parte de la exposición, así como los instrumentos que se utilizaron durante la exhibición. Los invitados también conversarán con los participantes y observadores en las distintas mesas de trabajo que se instalarán en el Musef.

Finalmente, Espejo alistó una sorpresa para cerrar el encuentro académico: un desfile de moda.

“Parte importante de la investigación es demostrar su utilidad práctica, que en el caso de los textiles es el vestirlos o utilizarlos de algún otro modo. Es así que, al finalizar el evento, tendremos un Fashion Show con trabajos de diseñadores nacionales”. Espejo aún no reveló quiénes serán los participantes de esta sección de la reunión de expertos.

Sin embargo todas estas innovaciones no implican que la actividad académica sea dejada de lado.

Los organizadores de la 26ª RAE recibieron alrededor de 40 ponencias sobre diferentes aspectos de la cadena productiva del textil.

Entre estas destacan las solicitadas a biólogos y agrónomos, quienes expondrán sobre la cría de camélidos y los sistemas de cuidado.

Otro punto a destacar son los instrumentos como telares, ruecas y otros. “En esta parte trabajaremos con arqueólogos y artesanos. Analizaremos sistemas prehispánicos, coloniales y republicanos”, agregó Espejo.

Los interesados en participar como observadores pueden hacer sus reservas desde mañana. El precio es Bs 40 para profesionales y Bs 15 para estudiantes.

Continúa el registro digital de los objetos

En abril de este año el Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef) inició un programa de catalogación y digitalización de los objetos almacenados en sus depósitos.

“Tenemos grandes tesoros que la gente no vé porque se encuentran en los depósitos. Por ello, hemos iniciado este proyecto que incluye la recatalogación de nuestras colecciones, su registro fotográfico y su descripción para poder, en un año, mostrarlas en la web”, explicó a este rotativo la directora del repositorio nacional, Elvira Espejo.

Tras cinco meses de trabajo, Espejo anunció que el proyecto está cerca de completarse, ya que se tienen registrados más de 20.000 objetos. Esta tarea también permitió actualizar los catálogos existentes.

Reservas y registros

Las reservas de espacios para observadores comenzarán esta semana. El costo para los profesionales es de Bs 40 y para los estudiantes será de Bs 15.

domingo, 22 de septiembre de 2013

450 beneficiados con el CITE

A casi un año de haberse creado el Centro de Innovación Tecnológica (CITE) de confecciones en Santa Cruz, proyecto dentro de la Responsabilidad Social de Soboce y Cemento Warnes, esta entidad ha logrado capacitar alrededor de 450 personas de escasos recursos y microempresarios, indicó Carlos Paredes, coordinador de la organización.

Calidad en corto tiempo. El gerente Regional de Soboce, Félix Salek, recordó que el centro es un lugar donde se concentra, desarrolla y difunde mejoras en operaciones y procesos productivos. Para ello se desarrollan talleres de patronaje industrial, patronaje para diseño de moda, gestión de calidad en confecciones, inspección de calidad y de confección industrial. "Estas capacitaciones técnicas para la producción, asesoramiento, asistencia técnica y uso de equipos permiten al usuario obtener un producto de calidad con ahorro de recursos y tiempo", destacó. Los cursos están dirigidos tanto a microempresarios como a operarios.

Beneficios. Por otra parte, manifestó que los egresados de los talleres han logrado insertarse laboralmente obteniendo empleos fijos en empresas de confección. "Otro porcentaje de los graduados actualmente se encuentra en proceso de implementación de su propio emprendimiento", acotó. Para octubre prevén presentar un informe más detallado del impacto. En ese sentido, la señora Dora Solare, que se capacitó en confección industrial, se siente satisfecha, ya que aprovechó la oportunidad para aprender a producir un producto de mejor calidad y en menor tiempo. Los interesados pueden dirigirse al barrio Navidad de la Villa 1ro de Mayo o llamar a los teléfonos 322-6900 y 689-39217.

En la Feria. Para la Expocruz están presentando los trabajos y productos en textiles y madera. Asimismo, explicarán al público el concepto, la finalidad y beneficio de estos centros para la comunidad.

"Los cursos son un beneficio porque uno aprende a usar las máquinas industriales"

Dora Solare
Confección industrial

martes, 17 de septiembre de 2013

Instalarán una procesadora de lanas de alpaca y llama

El Gobierno anunció ayer la instalación de la primera procesadora de lanas de alpaca y de llama en el Parque Industrial de Kallutaca, en El Alto, con el fin de fomentar la industrialización de esas fibras. "Nuestros dirigentes reclamaban por la instalación de una fábrica de hilo de llama y de alpaca; quiero decirles que el proyecto está bastante avanzado y en las próximas semanas comunicaremos al pueblo boliviano y a ustedes que tendremos una fábrica en el Parque Industrial de Kallutaca, vamos a tener la fábrica en la ciudad de El Alto”, anunció el presidente del Estado, Evo Morales. El Mandatario explicó que es necesario montar esa fábrica, debido a que la lana de llama y de alpaca se exporta a Perú para que sea procesada. "Por eso quiero decirles que en todos los departamentos donde haya llamas y alpacas tendremos nuestra propia industria del Estado, para industrializar la lana de llama y alpaca”, recalcó el Jefe de Estado. Agregó que en materia de vinculación caminera el Gobierno licitó la construcción de la doble vía de El Alto hacia la localidad de Huarina. Informó que la obra fue adjudicada a una empresa de Austria y que este año se licitará la doble Tiquina-Achacachi, reportó la agencia estatal de noticias ABI. Además se contará con el financiamiento del tramo que va de Achacachi a Escoma. "Vamos a garantizar el financiamiento, para el próximo año, desde Achacachi hasta Escoma; esperamos su paciencia”, dijo.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Tejer la historia: Los aguayos conservan la memoria comunal



Teodora Agustina Godoy Ramírez extiende el aguayo en su regazo y, como si fuera un libro abierto, rápidamente empieza a verbalizar los símbolos que se encuentran plasmados en el tejido. Lo hace descifrando los códigos ocultos que encierra el arte de tejer como memoria histórica de una sociedad en relación con su entorno.

Sus ojos están teñidos por un velo rojo, pues su padre se encuentra delicado en el hospital. Pero ello no impide que Teodora pueda darse un breve espacio de tiempo para hablar de la función social que cumple la práctica de tejer en su comunidad, Jipiñuma, en el municipio de Tapacarí, en la región andina del departamento de Cochabamba. Es una tradición milenaria que en los últimos tiempos se estaba perdiendo debido a la influencia de ciertos grupos religiosos asentados en el lugar.

“Cuando tenía 13 años mi mamá me explicó nuestra cultura a partir de los aguayos,  nuestros usos y costumbres, la forma del tejido... y sobre el significado de los colores y los símbolos que debemos tejer en los aguayos para defendernos de la granizada o del desastre”, indica la lugareña, de 27 años, dirigente de la organización de mujeres Bartolinas en la Subcentral 6 de Agosto. Ella no creía en las enseñanzas de su progenitora hasta un día en el que vio que se acercaba una granizada. Entonces, puso en práctica lo aprendido: se soltó el thismo (especie de cordón con que se amarra la pollera) y usó un aguayo con símbolos cosidos con colores, tejido ese año, y lo agitó hacia el cielo, diciendo: “Compadre, ¡pasa, pasa, pasa!”. Así, la temida granizada se transformó en una simple llovizna, rememora la joven.

A partir de entonces, Teodora practicó la técnica de plasmar los acontecimientos que suceden en la comunidad sobre las piezas de lana: una hormiga en un aguayo verde significa que ha llovido mucho y que los cultivos se han inundado; los cerros nevados son símbolo del crudo y frecuente frío; las franjas azules representan los ríos; la perdiz y el sapo son animales que simbolizan la sequía, fenómeno natural que en la región andina de Cochabamba es un problema que se agudiza debido al cambio climático.

En un año se pueden hacer dos o tres aguayos, y cada uno implica meses de trabajo. Cada uno muestra cómo fue la producción agrícola, si hubo escasez de agua, nevadas e, incluso, la previsión de la siguiente temporada. Es, además, una forma de registrar la memoria de la comunidad. “Yo me guardo uno o dos por año”, comenta Teodora mientras va enrollando el ejemplar que ha usado para la explicación.

La antropóloga Gabriela Behoteghy dice que la memoria social es un mecanismo dinámico por medio del cual las personas nos identificamos con el pasado, y que se remonta a la época incaica, cuando el textil tenía un valor social, económico y religioso.

El tejido siempre ha estado vinculado a las mujeres de esta región, y son ellas las que se encargan de fabricar la vestimenta que distingue a cada comunidad o ayllu. Con los colores de la pampa y los significados culturales de sus pallays o diseños, las tejedoras van urdiendo los paisajes de sus tierras y corporeizando la identidad de sus pueblos, explica Gabriela. El saber tejer también es una forma de tener estatus en la comunidad, según Francisco Chipata Nina, líder yapuchiri (buen agricultor) del ayllu Majasaya Muylli. Quien no conoce la técnica, asevera, es comparado con un analfabeto. Además, el que sabe tejer puede casarse porque la mujer viste al hombre y viceversa, una tradición que viene de los abuelos. El que conoce este arte demuestra que no es flojo.

Los usos y costumbres, la cultura viva, se pueden apreciar en la comunidad Totoropampa, en el municipio de Tacopaya. Allí, las jóvenes, sentadas, lanzan al aire y dan vueltas a las ruecas con la que preparan los ovillos de hilo que serán utilizados después. Una de ellas es Inés Clemente, que da forma a una bola de lana roja. Tiene 17 años y ya cría a su primer bebé, de seis meses y sin nombre todavía. Tiene tres años de experiencia como tejedora, pues a sus 14 aprendió de su madre. Impulsa la rueca al aire con las dos manos. Cuando cae, gira como un trompo sobre el suelo terroso. Gracias a este movimiento rotatorio, dos hilos se convierten en uno. En unos diez minutos ya tiene un ovillo hecho.

Tejer no es fácil, pero lo parece al observar la maestría con la que las awichas que trabajan con el pampaaguay o aycata lawa (máquina tradicional para tejer) crean las diferentes prendas de lana de oveja. Una vez tesados todos los hilos y seleccionados los colores que se usarán en el trabajo, las artesanas combinan movimientos para plasmar figuras sobre las piezas rectangulares.

La paciencia es importante y Vicenta Fuentes, una de las tejedoras, es la viva expresión de esa virtud. Está elaborando un cinturón de metro y medio de largo por cinco centímetros de ancho con siluetas de llamas sobre una tela color tierra, gracias al tinte de kiswara. “Una semana me va a llevar”, dice en su lengua, el quechua.

Prudencio Huanca, comunario de Totoropampa, explica que antes de comenzar a tejer hay que conseguir lana de oveja o de llama, para después aplicar el teñido natural en base a hierbas que hay en el lugar como la kiswara, que da el tono tierra, o la chilca, que proporciona el verde. También se usa la cochinilla, un insecto del que se obtiene el rojo, indica Huanca al mismo tiempo que saca de un balde lana teñida con este color. La intensidad del tinte varía en función del número de veces y el tiempo que se hace hervir la lana.

En esta población ya no sólo se trabaja con aguayos: los comunarios también han sido capacitados para usar máquinas y plasmar sus símbolos en prendas como chompas, lluchus, chalinas y otros. La cooperación de la Mancomunidad de Municipios Región Andina Cochabamba (MMRAC) ha sido importante en este proceso, así como la ayuda de jóvenes líderes que, de forma voluntaria, se han brindado como capacitadores.

Uno de ellos es Rodolfo Aguayo, de 20 años, que preside la agrupación Artesanos de la Mancomunidad pero que aún no ha cumplido la edad para sacar la licencia de conducir clase A que tanto ansía. Su acercamiento al mundo de los tejidos se dio en Brasil en 2010, cuando fue a visitar a su tío, quien ya llevaba tres años trabajando en un taller textil en Sao Paulo. Rodolfo se quedó tres meses aprendiendo a costurar por las noches, a partir de las 10.00, cuando los novatos usan las máquinas para practicar. El clima y las condiciones laborales y de vida hicieron que retornara a Morochata, su pueblo natal, a donde llegó tras tres días de largos viajes en bus. Poco después de su regreso se enteró de que en su tierra daban capacitaciones sobre el uso de maquinaria textil y decidió aprender. Recuerda que fue una profesora alemana quien le enseñó. Ahora, imparte un curso en Cochabamba en el que muestra los secretos del tejer a personas de nueve municipios.

Proyecto integral


En mayo de 2011 la MMARC empezó a trabajar en la “Generación de acciones para la reducción del riesgo y la adaptación al cambio climático”, que busca promover el de- sarrollo sostenible en los cinco municipios que pertenecen a la mancomunidad (Arque, Bolívar, Sicaya, Tacopaya y Tapacarí, que reúne a 560 comunidades —65.000 habitantes—). En él juega un papel importante la sabiduría ancestral con la que se puede prever el clima (viendo, por ejemplo, dónde colocan las aves sus nidos) y evitar riesgos, según el director ejecutivo de este proyecto Juan Carlos Tórrez. El plan es parte del Programa de Reducción del Riesgo de Desastres (PRRD) de la Cooperación Suiza, implementado por la Fundación HELVETAS Swiss Intercooperation. La prevención está ligada a la planificación, pero también al conocimiento del territorio. Por ello, se han creado mapas de riesgo y se trabaja con el Sistema de Alerta Temprana (SAT). Esto, junto con el manejo de los saberes tradicionales, forma parte de la segunda etapa del proyecto, que tiene el reto de crear una metodología en la que se incluyan los tejidos como conocimientos relevantes para prevenir riesgos a través de las Unidades de Gestión de Riesgos Municipales.

Tejer no es sólo un arte o una costumbre. Es una metáfora de un entramado de significaciones que se encuentran ocultas pero, por suerte, no perdidas ni olvidadas, sino que son parte importante de la memoria colectiva de los pueblos de los Andes cochabambinos.




Comunarias aprenden a coser polleras y a ejercer sus derechos



Aunque con cierto recelo, se dejan tomar fotos. Un centenar de campesinas exponen polleras y mantas en Lluto. Diez reciben un premio pero todas ganan: saben coser, tejer, cultivar y aprendieron sus derechos. “Ya no tengo miedo”, expresa una de ellas a la “hermana” periodista.

Son mujeres que viven en las comunidades del sector Loma: Jancocahua, Collana, Nuñumayani y Totorani en el municipio de Mecapaca y Jucumarca y Wacawacani en Palca, que participan en el programa de desarrollo integral de comunidades indígenas aymaras de la Asociación Civil Ayni.

“Cuando empezamos eran un poco cerradas”, señala la agrónoma paceña Justa Mamani Quispe, responsable de los talleres de capacitación. “Han perdido el miedo y aprendido una actividad que les sirve. Es un logro que les ayuda económicamente”, enfatiza. Las polleras se venden en ferias, fiestas y en la Max Paredes en la ciudad de La Paz.

“El programa promueve la equidad de género a través de talleres de costura. Se impulsa un proceso de empoderamiento basado en el conocimiento de sus derechos económicos, humanos y civiles. Aprenden que la Constitución Política del Estado las ampara, pero ellas tiene que hacer valerlos”, explica el director de Programas de Ayni, Sergio Elío Mansilla. Son pequeñas comunidades, a pocas horas de La Paz, a las que se llega por un camino de tierra disfrutando del Illimani y el Mururata.

Aún desconocen los beneficios del Seguro Universal Materno Infantil (SUMI) y no hay un Servicio Legal Integral Municipal (SLIM). “Los casos de violencia no salen a la luz y eso hace que la autoestima de la mujer permanezca baja”, subraya Elío. También realizan talleres con hombres y los más jóvenes empiezan a cuestionar “costumbres” como el golpear a la mujer o excederse con el alcohol.

Hace diez días se desarrolló la “Exposición de trabajos en costura y tejido en Lluto”, para exhibir y galardonar la creatividad y el trabajo de las mujeres. En su discurso, el secretario general de Lluto, Arturo Pérez, destacó esta labor pues su esfuerzo repercute en bien de sus familias.

Para homenajearlas, un grupo de esposos se ocupó ese día de servir el almuerzo, mientras que otro permaneció en sus viviendas al cuidado de los niños. A las dos de la tarde todas estaban listas para volver a pie a sus comunidades y retomar sus labores: la costura, la casa, la chacra y el retablo. Ni micros, ni minibuses, ni taxis transitan por ahí. Sólo los fines de semana contratan vehículos para trasladar productos agrícolas a los mercados Rodríguez y Chasquipampa.

“Nos organizamos para reunirnos una vez al mes”, explica Adela Huanca de Cutile, de la comunidad de Jancocahua. “Cosemos y tejemos para nosotras y para vender. Es un ingreso más. Una manta delgada de alpaca está en Bs 300; la de hilo, en Bs 220”.

Destaca que Ayni les ayuda con la mitad del costo de la tela para elaborar polleras. “Nosotras aumentamos el resto. Queremos aprender bien para abrir una tienda”, señala con esperanza. Una pollera de las que usan cuesta Bs 500 como mínimo. “Es caro, y la costura en La Paz nos cobran Bs 180. Ahora ya sabemos coser, no gastamos en eso”, afirma.

“Lo que está otra vez de moda son las polleras de siete bastas (siete centímetros de ancho en las tablas). El volumen depende del tamaño de la tela. Las que bailan en Gran Poder las hacen de nueve metros”, detalla Virginia Pérez Mamani. Es una de las 30 mujeres de Lluto que desde hace cuatro años participa en los talleres.

La jurado, Miguelina Mamani Gutiérrez, que vende en la Feria 16 de Julio, asegura que “cuando una sabe su medida hace su propia pollera”.

Lo más difícil es la presilla (cintura), pues la tela se dispone y se cose a mano, aclara Lidia Mejillones.

“Queremos aprender más, además ya hemos perdido el miedo a hablar”, expresa Yenet Apaza y sus compañeras de Collana sonríen.

Ahora buscan proyectos de agua y riego. “Es otro logro”, dice Geraldine Oropeza, psicóloga de Ayni y Virginia Mamani invita: “Que se animen las mujeres y participen”.

Objetivo de ayni para el desarrollo

Programa

El objetivo es disminuir la elevada condición de vulnerabilidad de comunidades indígenas aymaras situadas en el sector Loma con estrategias de organización y producción que contemplan la perspectiva de género.

Acciones

Fortalecer las organizaciones comunales para que incidan en los sindicatos campesinos y logren políticas públicas que contemplen a la mujer, la mejora en la producción agropecuaria y la seguridad alimentaria.