domingo, 10 de noviembre de 2013

Tejedores producen réplicas de textiles prehispánicos

Hace 20 años, Daniel Fernández comenzó a crear réplicas de tejidos prehispánicos de varias culturas andinas. Sin darse cuenta se convirtió en uno de los pioneros en este trabajo, puesto que las piezas son, hasta la fecha, altamente demandas por los coleccionistas, extranjeros y nacionales.
Cerca de 100 tejedores de La Paz, El Alto, Culta (Oruro), Cacachaca (Potosí) y Tarabuco (Sucre) se dedican a la copia de tejidos, informó Flavia Giménez, presidenta de la Fundación Feria a la Inversa, que esta semana llevará a cabo un encuentro de textiles originarios en Sucre.

Entre los tejidos con mayor demanda por los coleccionistas están los uncus (prendas de varón usadas por los incas), los aguayos, los ponchos, las fajas y los ch’ullus. "Producimos tejidos idénticos a piezas originales que fueron creadas por nuestros antepasados, desde hace más de 500 años”, explicó Fernández, quien es oriundo de la comunidad orureña Culta.
Sin embargo, los más cotizados -mencionaron- son los trajes que usan los indígenas en ceremonias como los matrimonios, las festividades y otros rituales originarios.
Fernández, quien tiene su taller en la zona de Senkata, en El Alto, aseguró que muchos como él decidieron elaborar este tipo de piezas "por la demanda que existe de los coleccionistas, quienes realizan sus pedidos desde varios países”. En su caso, elaboró réplicas para coleccionistas bolivianos como Carlos Calvo o la familia McLean Abaroa. Además, tejió textiles para diplomáticos.
"La mayoría de los turistas extranjeros demandan réplicas de tejidos de los trajes típicos que usaron nuestros abuelos. Entonces, nosotros sacamos copias de esas piezas”, contó Mariano Roque, tejedor de Tarabuco. Sostuvo que el hecho de sacar duplicados es una forma de recuperar las costumbres de sus tatarabuelos originarios de la cultura yampara.




Para los investigadores, esta iniciativa es destacable porque permite de alguna manera que se siga conservando la forma de hacer tejido antiguo. "El hecho de que varios artesanos reproduzcan diseños de tejidos originales y antiguos ayuda a frenar el tráfico ilícito de este tipo de piezas patrimoniales”, aseguró la antropóloga y especialista en textiles Cristina Bubba.
Mientras que su colega Milton Eyzaguirre explicó que esta labor de los tejedores permite el rescate y conservación de diseños y la forma tradicional del tejido.
"Sacamos diseños de tejidos aymaras que datan de 1700 y 1800. También hacemos prendas parecidas a las que creaban los incas”, contó Florencio Aguilera, tejedor de Oruro.
¿Cómo obtener un textil?
Los coleccionistas observan los tejidos antiguos en las exposiciones de algunos museos. Son ellos quienes preguntan a los responsables de los repositorios dónde pueden adquirir una réplica. Desde los museos les ponen en contacto con los tejedores.
El coleccionista solicita al tejedor la pieza que desea y en muchos casos le envía una imagen del textil. Entonces, los artesanos crean la réplica de un tejido guiados por la fotografía de la pieza original. Luego realizan una evaluación del tipo de material, de los colores y de las figuras que se usaron en ese entonces para tejer la pieza.
La mayoría de los tejidos son elaborados con lanas de oveja, llama, vicuña y alpaca.
Para tejer una réplica, Fernández y su esposa usan los telares artesanales. Por ello, el tiempo que invierten para crear una prenda, como un poncho, dura entre uno y tres meses.





"El proceso de creación de una pieza varía de acuerdo al tamaño del textil y al detalle de las figuras”, contó Fernández.

Por ejemplo, un poncho con figuras sencillas requiere un trabajo de unas 12 horas por día en más de un mes. Por ello, el precio de la réplica de un poncho oscila entre 500 y 1.000 dólares. Un aguayo pequeño cuesta alrededor de 1.000 o 3.000 bolivianos.
Antes de tejer, los artesanos lavan varias veces las lanas de oveja o de alpaca. Luego inician el proceso de teñido con pigmentos naturales, que provienen de plantas de lugares como Charazani.
Una vez secadas las lanas, los artesanos se encargan de hilvanar las piezas. "Tejer es un proceso largo y moroso, pero lo hacemos de forma artesanal y como nos enseñaron nuestros abuelos para mantener la tradición”, enfatizó Roque.




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