domingo, 2 de febrero de 2014

Ropa usada, el perjuicio más allá de la frontera

Son las 10 de la mañana y el ambiente es desolador en uno de los talleres de confección de pantalones jeans, ubicado en el Plan 3.000, considerado el epicentro de la manufactura en nuestra ciudad.

El negocio luce desierto y las máquinas están apagadas y llenas de polvo mientras su dueña espera que le llegue un pedido ocasional. A estas horas, en un día normal el lugar debería estar produciendo unas 2.000 prendas y empleando por lo menos a 10 personas por la cantidad de máquinas que se observa en el lugar. Sin embargo, la situación es otra, según cuenta Alejandra Quispe, quien asegura que apenas logra juntar la cuota del banco y otros gastos que le genera su negocio como la cancelación a sus ayudantes y la energía eléctrica.

"Así es nuestra realidad. Hay días que no hay cómo encender el negocio, es esperar que haya un cliente y pelearlo con la mejor oferta y una buena inversión para la materia prima, aunque como ve, a este paso difícil es juntar para comprar tela, más aún para tenerla en reserva" expresa la mujer, aunque en la zona hay muchas personas que pasan por similar drama.

Un gigante difícil de enfrentar. La crisis que enfrentan los confeccionistas, contrasta con el movimiento que genera el comercio de ropa usada, no solo en el departamento sino a nivel nacional, donde se ha duplicado la cantidad de comerciantes de este gremio, pese a los anuncios y leyes del Gobierno Nacional en 2006 y 2009 para erradicar la venta de prendas de segunda mano, como una medida para fortalecer la producción nacional.

Según el presidente de la Confederación Nacional de la Micro y Pequeña Empresa (Conamype), Víctor Ramírez, entre el 2011 y el 2013 la importación ilegal de ropa a medio uso se incrementó de $us 80 millones a más de $us 160 millones.
Solo en Santa Cruz, la cantidad de ferias y espacios de comercio de esta prendería, se incrementó de 2 a 6 espacios de venta masiva de ropa usada, sin contar las ferias itinerantes que se han asentado, en los mercados populares y distritales así como en las provincias, donde se estima hay por lo menos una veintena de comercios de este tipo, según la Municipalidad.

"Cuando hablamos de alguna feria nos siguen el paso para que cumplamos las normas, pero a la gente que toma los espacios públicos para este negocio nadie los mueve ni tributan al Estado", dijo Angélica Canaza, una confeccionista que protestó por la forma en que el Estado ha manejado la problemática.

Guerra anunciada... Días atrás, la Aduana Nacional de Bolivia (ANB) en coordinación con representantes de los microempresarios del país anunciaron la elaboración de una estrategia para realizar el decomiso de la prendería usada que se comercializa en los nueve departamentos, aunque el sector asegura que esto no es suficiente, tomando en cuenta las debilidades que enfrenta el país para frenar este monstruo que se sumerge en el país ante las debilidades que hay en el control fronterizo.

A ello se suma la falta de apoyo y promoción de los productos de manufactura hechos en Bolivia, problema que según el sector, debe ser una prioridad en la agenda del Gobierno nacional, aunque aún es una tarea pendiente.

"Para erradicar la ropa usada y motivar la producción nacional, no solo se precisa que se decomise la prendería. Esta política debe estar acompañada de un fuerte control y protección al mercado nacional, cosa que no sucede en nuestro país", señala Víctor Marcián, presidente de la Confederación Departamental de Micro y Mediana Empresa en Santa Cruz.
El microempresario señaló la necesidad de reforzar el control fronterizo, que el Gobierno ha incumplido desde 2006 cuando prometió prohibir el ingreso de este tipo de mercadería además del contrabando, situación que según afirma, ha empeorado.

"En nuestro país es el único lugar donde no hay control aduanero, solo funciona el de Pisiga y el de Tambo Quemado. En la frontera no hay control aduanero propio y los operativos si es que los hay, son esporádicos", dijo a tiempo de sugerir al Gobierno antes de anunciar decomisos, incrementar su personal del COA, pues según afirma solo cuenta con 700 efectivos en todo el país, cifra que es insuficiente para la invasión de mercadería que ingresa forma irregular desde los países vecinos, principalmente desde Chile y Perú. A su vez, Germán Canaviri, otro dirigente de este sector, lamentó que el Gobierno y el Municipio "permiten el ingreso y la comercialización de estas prendas por doquier, cuando al sector no recibe ningún tipo de apoyo para promover la industria nacional".

"Nosotros no queremos promover la pelea entre bolivianos, pero necesitamos que el Gobierno nos dé una mano, fortaleciendo la industria a través de la promoción de productos nacionales y también necesitamos que nos ayude a fortalecer nuestra industria con financiamientos, eso sería promover lo nuestro", señaló el dirigente a tiempo de sugerir la necesidad de que el Gobierno promueva la producción nacional y asimismo aplique medidas de financiamiento para el sector.

En la mira
Ropavejeros se oponen al decomiso, justifican falta de empleos

Ante el anuncio del Gobierno de incautar la ropa usada que ingrese al país, el sector se ha mostrado reacio a la medida ya que según afirma es una oportunidad de trabajo para más de 800 mil personas en todo el país.

"No creo que el Gobierno nacional quiera levantar un sector del país destruyendo la economía de miles de personas que nos dedicamos a este oficio al no tener otras alternativas de trabajo", destacó Elisa Choque, en la feria de Cumavi en el cuarto anillo de la ciudad.

Por su parte, Escarlet Solano, otra dirigente del sector, pidió al Gobierno implementar un plan o programa a de empleo para los comerciantes que se dedican a la venta de ropa usada, antes de proceder a los decomisos.

"Si el Gobierno quiere acabar con este rubro por considerarlo dañino a la economía debe darnos una alternativa de ingresos para sobrevivir", señaló la mujer.

Importaciones
Preocupa invasión de ropa china

Si bien el sector de productores de la pequeña y mediana empresa en el departamento ha mostrado su preocupación por la duplicación en la importación de ropa usada, el sector también dijo estar preocupado por el ingreso de ropa y accesorios del norte de Asia, pues según afirma, se ha quintuplicado desde el 2010.

"El Gobierno no apoya decididamente a la industria nacional y eso nos tiene desmotivados, pues deberían impulsar la pequeña industria al igual que se fortalece la exportación de hidrocarburos, pues damos empleo al 80% de la población", señaló Félix Nicasio, presidente de Cadepia.

Según el microempresario, el 70% de la producción nacional está siendo reemplazado por las importaciones y el contrabando, más que todo de China y el sur de Asia que también estarían ingresando al país fuera de norma, lo cual estaría afectando la producción de ropa y zapatos que están siendo sustituidos por accesorios que llegan desde Indonesia, Bangladesh y Finlandia, entrando por Chile.

"Duele ver que uno está solo en esta lucha, que además es injusta. Estamos cansados de ver que de Argentina, Brasil y Chile llegan camionadas de mercadería, cuando de aquí extranjeros solo pueden llevar valor de 150 dólares" destacó Amelia Solórzano, quien es dueña de la marca Patra, pues asegura que el perjuicio no solo proviene de países orientales.

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