domingo, 2 de junio de 2013

Existen pérdidas millonarias por venta de ropa usada

El presidente de la Cámara de Industria, Jaime Ponce, afirmó recientemente que la venta de ropa usada continúa ocasionando pérdidas millonarias para el sector de la pequeña y mediana industria de textiles y prendas de vestir que se elaboran en nuestro país.

A pesar de las normativas vigentes, como la aprobada el año 2009 que prohíbe la importación de ropa usada a nuestro país, la venta de estos productos continúa siendo uno de los principales factores en desmedro de la producción y confección de prendas de vestir que se elaboran en Bolivia, ocasionando además un serio perjuicio económico para la industria textil.

“Mientras tengamos ropa usada que ingresa y se comercializa ilegalmente, difícilmente podemos pensar en que nuestras microempresas van a crecer, al contrario, las pérdidas si hablamos en cifras económicas son millonarias”, afirmó Ponce.

Aunque no precisó a cuánto ascienden, dijo que por año los empresarios que se dedican al rubro textil, como confección de poleras, pantalones, chompas, camisas, jeans, entre otros, pierden miles y miles de bolivianos, por lo que la situación les obliga en muchos casos a buscar mercados fuera del país.

“Mucha de la ropa que se produce en Bolivia tiene que ser exportada, conocemos de empresas que compran y les colocan la marca, nuevamente los mismos productos vuelven al país, si bien esto genera ingresos, también es otra inversión que podría evitarse si esta ropa se vendería con facilidad y no como la competencia de las prendas usadas”, señaló.

Asimismo, cuestionó que pese a las normativas vigentes que sancionan y prohíben la internación de ropa usada a Bolivia, la falta de control y desinterés por parte de algunas autoridades, deriva en que estas prendas se continúan comercializando, tanto en Cochabamba como el resto del país.

Sólo en el departamento de Cochabamba existirían cerca de 20 mil personas que se dedican a la compra y venta de fardos de ropa usada, la mayoría de ellos, llega de los Estados Unidos, permitiendo que prendas de reconocidas marcas internacionales, a medio uso, se comercialicen a precios bajos, despertando el interés de los compradores, que por economizar o lucir ropa de moda, prefieren adquirir la misma antes de comprar una nueva.

Por otra parte, además de ser un perjuicio para la empresa textil, la ropa usada se convierte en un riesgo para la salud de la población, al desconocerse su origen y el estado de las prendas, debido a que el uso de las mismas, según aseguran autoridades de salud como el doctor Arturo Quiñones del Sedes, podría ocasionar alergias o infecciones en la piel que podrían derivar en consecuencias.

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