martes, 13 de enero de 2015

Normativas no frenan la expansión de ropa usada

¡Aproveche las poleras a 10, a 10 bolivianitos!, es el grito de una vendedora de ropa usada o "americana" que llama inmediatamente la atención de clientes que caminan por los pasillos del mercado La Pampa, en la calle Punata entre San Martín y Lanza, en Cochabamba.

Se trata de un sector que desde hace dos años se dedica exclusivamente a la venta de mercadería a medio uso, no sólo ropa, sino también zapatos, cinturones, carteras, peluches y utensilios de cocina, entre otros.

A nueve años de la aprobación de las normativas que prohíben primero la importación y luego progresivamente (hasta 2009) la venta de ropa usada, este comercio no sólo no desapareció, sino que se ha expandido en la zona sud de la ciudad, en barrios periféricos y en municipios vecinos.

Los comerciantes también se han multiplicado, pues si bien hace nueve años se manejaba la cifra de 15 mil a nivel nacional, actualmente mencionan en sus asambleas que existen 250 mil vendedores.

Cochabamba, según sus dirigentes, se encuentra en cuarto lugar en cantidad de comerciantes que se dedican a este rubro entre los departamentos del país, lo que perfectamente podría dar unos 50 mil (cifra no confirmada). Los afiliados al Comité Departamental de Comerciantes de Ropa Usada son 10 mil. Y a pesar de que todos saben que su actividad es ilegal los pasillos de las ferias y mercados siempre están llenos, tanto de comerciantes como de compradores.

Es difícil encontrar a los dirigentes de los sindicatos o asociaciones. Lo primero que preguntan las comerciantes es quién lo está buscando y para qué. Tras explicarles, indican con mucho recelo que no lo conocen.

Mediante el Decreto Supremo 28761, aprobado en junio de 2006, el Gobierno prohibió la importación de prendería usada desde el 21 de abril de 2007, además de la comercialización en territorio nacional desde el 1 de marzo de 2008, plazo que fue ampliado hasta el 1 de abril de 2009 a través del Decreto Supremo 29521.

Esta medida fue acompañada por un "programa de reconversión", que consistía en "convertir" los negocios de ropa usada en unidades productivas (talleres de confección de ropa), para lo cual el Gobierno destinó 80 millones de bolivianos.

Por su parte, los comerciantes indican que el Gobierno no logró ejecutar su proyecto y menos garantizó un mercado para sus productos, como estaba comprometido en el decreto que prohíbe la venta.

La petición del sector mediante el vicepresidente del Comité Departamental de Comerciantes de Ropa Usada, Eriberto Colque, es retomar el diálogo con el Gobierno, pero con una pausa de control en Aduanas.

"Mientras dure la reconversión, la gente va a seguir siendo arremetida por el COA (Control Operativo Aduanero). Eso es lo que no queremos. Pedimos un cese del control aduanero, mediante un decreto o una pausa aduanera”, explica.

Colque asegura que el Gobierno quiere “acabar” con el negocio de ropa usada, pero advierte “que no será tan fácil” porque los vendedores se han multiplicado y se han conformado asociaciones y sindicatos en una "infinidad de lugares".

“Estamos reclamando nuestro justo derecho. El Gobierno nos ha prometido la reconversión y hasta la fecha no nos ha reconvertido. Entonces vamos a seguir reclamando nosotros nuestra fuente laboral”, agrega.

A la vez, Colque ve "algo extraño" en los controles de Aduana Nacional. Si el Gobierno “está metiendo mano dura contra el comerciante de la ropa usada por qué sigue creciendo”, cuestiona.

Pagar impuestos

Los comerciantes de este rubro platean como una propuesta paralela a la reconversión, la tributación por su mercancía.

Aunque esto aún no está aceptado por el Gobierno Nacional existe una especie de contradicción con los municipios porque éstos sí cobran por el puesto de venta a los comerciantes que están en los mercados de abasto.

“Esa era nuestra propuesta al Gobierno y pagar los aranceles aduaneros, cosa que al Tesoro General del Estado ingresen nuestros recursos”, indica el dirigente asegurando que insistirán con esta situación.

Frases: Eriberto Colque, Comité Comerciantes de Ropa Usada

"Queremos regularizar pagando nuestros aranceles y cambiando la terminología. En lugar de decir 'ropa usada' decir 'ropa de retorno o de liquidación'".

"Está claro que están queriendo hacernos desaparecer, pero es un poco difícil. Además, estamos reclamando nuestro justo derecho, porque el Gobierno nos ha prometido la reconversión y hasta la fecha no nos ha reconvertido".

"Cuanto más control hacen ha crecido más. Entonces eso es extraño".



COMERCIANTES BUSCAN LA FORMA DE BURLAR CONTROLES

El precio sube, pero la venta persiste

La ropa usada se vende en todo lado. Cada día, se abren nuevos puntos de venta. Donde antes había una o dos vendedoras, ahora se halla una feria.

En estos lugares, se ofrece una gama de variedades en mercadería que, en su mayoría, proviene de Estados Unidos.

Existen mercados y ferias zonales no sólo en la ciudad de Cochabamba, sino también en las provincias, por ejemplo hay un sector específico que se dedica a la venta de ropa usada en cada uno de los municipios del trópico cochabambino.

El vicepresidente del Comité Departamental de Comerciantes de Ropa Usada, Eriberto Colque, indica que si bien su producto sigue ingresando al país, esta actividad se la realiza de manera ilegal y en poco volumen debido a que el transporte para la internación de la mercancía se volvió peligroso.

“Ahora ingresa en pequeñas cantidades tenemos que ir a recoger a la ciudad de Oruro. Entonces nos traemos en mochilas, en bolsas, en lo que se pueda, para que no nos identifiquen”, cuenta.

Agrega también que aunque la venta se ha expandido a varias ciudades del país, el precio es mayor que hace uno o dos años. Sin embargo, la gente “prefiere” este tipo de prendas, según indica Colque, por la calidad y marca.

“Son de retorno, la mayoría de Estados Unidos. De retorno porque usted sabe que en Estados Unidos no les gusta envejecer totalmente una prenda. Sólo por periodos o temporadas utilizan ellos. Luego lo desechan”, indicó.

“Un fardo de mediana calidad está en 200 dólares. Ahora han elevado los precios de los fardos que traen desde las frontera porque es muy difícil el ingreso ”, dice.

Colque añade que los mercados centrales de ropa usada en los distintos departamentos se mantienen. Por ejemplo, en La Paz, está en la Villa 16 de julio, “que es un enorme mercado”. En Oruro, el mercado la Kantuta. En Cochabamba, en el barrio obrero en San Carlos. En Santa Cruz, está la Villa Primero de Mayo. Mientras que en Potosí es el mercado Central.

“Todos están en la parte más céntrica, no están en las áreas periurbanas”, agrega.



ENTREVISTA: PRESIDENTE CÁMARA DEPARTAMENTAL DE INDUSTRIA, CÉSAR CUADROS

"Es factible evadir los controles que realizan"

La internación de la ropa usada al país no es un problema que deba enfrentarse solamente con prohibiciones derivadas de normas, aunque es uno de los pasos fundamentales para evitar que el ingreso se masifique.

Al igual que con el contrabando, se observa que en el país existe una importante necesidad de incrementar los controles en fronteras y otros puntos identificados como relevantes.

Es una realidad que si existe ropa usada internada en el país es el resultado de haber logrado una entrada ilegal, evidenciando que, tanto para la ropa usada como para el contrabando es factible evadir los controles que en la actualidad se realizan.

Por lo tanto, los esfuerzos deben concentrarse en destinar recursos económicos y humanos para evitar que esta situación se repita, puesto que el efecto que tiene para el sector industrial es significativo, especialmente para los micro y pequeños emprendimientos al constituirse un tipo de competencia ilegal y desleal.

El efecto negativo puede palparse solamente con identificar algunas cifras del sector; la industria manufacturera del país, en 2013, presentó un crecimiento de 6,09 por ciento y la industria de textiles lo hizo a solamente 1,95 por ciento, situación que se observa ya desde hace varios años.

Los pequeños empresarios advierten de una competencia desleal que está acabando con su sector. Sin embargo, su participación en el Producto Interno Bruto (PIB) no es nada despreciable: llega a 1,30 por ciento, siendo que solamente participa como una subactividad.

En Cochabamba, la situación es similar. En 2013, la industria manufacturera en su conjunto presentó un incremento en su producción de 5,77 por ciento, mayor al crecimiento del aparato productivo departamental, y la industria de textiles solamente se expandió en 1,90 por ciento.

Al ser un sector trascendental para la economía y por la cantidad de empleo que genera, es necesario reforzar las políticas que ya se han tomado para evitar el ingreso de ropa usada y complementarlas con otro tipo de acciones que permitan lograr mejores resultados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario